Siempre soñé con visitar París. Pasear por las empedradas calles de Montmartre, saborear los deliciosos macarons de Ladurée, hacer rebotar las piedras como Amélie en el Canal Saint Martin, alucinar con los lujosos escaparates de la Rue Saint-Honoré o cenar en una crepèrie del Quartier Latin. Pero los años pasaron y nunca llegaba el momento o esa persona con la que pasear ...