Él solía susurrarle al oído lo bonita que era mientras jugaba a levantarle la falda. Ella reía nerviosa, se ruborizaba con esas caricias que se colaban descaradas bajo su ropa.
Él le prometió que si ella seguía meciéndose a su lado, llegaría el día que la haría volar. La gravedad ya no tendría sentido.
Así llegó un frío día de mediados de Enero en el que ella se vistió de blanco y él sopló como nunca antes lo había hecho.
«Ven conmigo, deja que levante tus pies del suelo. Recorramos el mundo juntos. Cambiemos de nombre en cada ciudad de cada país. Cierra los ojos, quíereme fuerte.»
Gracias infinitas al fantástico equipo que hizo posible esta sesión de inspiración para una novia de invierno. Talento aragonés en estado puro.
María fue nuestra modelo, estaba preciosa vestida por Martha Peters y peinada y maquillada por Eva Pellejero.
El ramo fue una creación original a más no poder de La Florería y Argyor completó el look con sus joyas.
Fernando Baena, mi querido maestro, me estuvo ayudando a resaltar la luz tan preciosa con la que contamos aquel día de invierno y también lo hicieron los chicos de 1970 Eeventos, que no pueden ser más versátiles.
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