… Pero no imposibles.
Eso me repito cada vez que se me cruza algo entre ceja y ceja y comienza a ocupar mi mente y atención por completo. Porque la vida se compone de pequeñas cosas que la hacen enorme, de sueños e ilusiones, de pequeñas grandes locuras que están ahí para hacernos un poquito más felices.
Ya sabéis que tengo un affair con París, un romance en toda regla con la ciudad de la luz.
Aunque mi aventura personal llegó a su fin, los maravillosos recuerdos que guardo permanecerán conmigo; almacenados en una caja de latón, como la que Amélie Poulain encontró por casualidad un día bajo la baldosa rota de su baño.
Hoy os traigo otra preciosa historia en la que me he tomado la libertad de completar con imágenes de mis viajes a París.
Todo comenzó cuando cierto día recibí un correo de Alba, una de mis ex-alumnas de los cursos de fotografía. Me contaba como dos de sus mejores amigos se casaban y querían regalarles algo especial. Se trataba de una boda íntima en la que no iba a haber fotógrafo oficial, ellos se iban de viaje de novios a París y Alba sabía que yo viajaba allí de forma habitual.
Así que voilá! Cuadramos agendas y maquinamos el plan más fantastique de tous les temps!
Inko y Bea se dieron el «sí, quiero» y sus amigos les entregaron una tarjeta con las instrucciones para organizarnos en la distancia y encontrarnos en París. Poco después me contarían que en el momento que leyeron el contenido del regalo pensaron que se trataba de una broma y que apenas se lo podían creer. ¿No es genial?
Unos días después sonó mi teléfono y al otro lado estaba Bea, y lo cierto es que no sé cuál de las dos estaba más emocionada por el plan.
Ella me dijo algo así como – » Verás, no sé si es un poco loco, pero yo es que soy muy fan de Amélie y aunque me encantaría que nos hicieras fotos con la Torre Eiffel, evidentemente, mi ilusión es recorrer las calles de Montmarte y visitar los diferentes escenarios de la película«. A lo que yo le respondí -» Eso fue justamente lo que hice yo la primera vez que visité París, así que, no sabes cuánto te entiendo «.
Así llegó el día en el que compartimos un café en el Deux Moulins, la misma cafetería en la que trabajaba Mademoiselle Poulain. Conectamos en seguida.
No sólo porque son encantadores, sino también por su naturalidad y el buen rollo que desprendían.
Me confesaron algo apurados que no conocían mi trabajo, pero que estaban muy emocionados con la idea de la sesión. Y a mí me encantó su sinceridad.
Recorrimos las empedradas calles de Montmartre pasando por la Rue Saint Vincent, punto en el que comienza la narración de la película, también por el 56 de la Rue Trois Frères, el portal de la casa de Amélie.
Justo al doblar la esquina, encontramos la Maison Collignon, la frutería que regentaba aquel cascarrabias recordado por esa sentencia que la señorita Poulain le dedicó: » Usted nunca será una hortaliza porque incluso las alcachofas tienen corazón.”
Artistas, paredes cubiertas de hiedra, hordas de turistas, carruseles del siglo XVIII, un deliciosos olor a crêpes recién hechos y ver París desde el Sacre Coeur.
Llegar a Trocadero y tener una de las vistas más bellas del mundo. El amor de Inko y Bea a flor de piel. La Torre Eiffel a sus pies.
«Sin ti las emociones de hoy no serían más que la piel muerta de las de ayer.«
……..
(English version at the end of the post)
» Times are hard for dreamers»
… but not impossible, right?
One of my biggest dreams was going to Paris and life gave me the best gift I could have…not going there once or twice… I went many times and I lived my own love story there. Now it’s over, but it’s ok, cause I keep the most beautiful memories of it.
And Paris, oh Paris I have this soft spot with you.
Like this amazing couple, Inko and Bea, who spent their honeymoon there and I was lucky enough to photograph their love story.
Bea is a huge fan of Le fabuleux destin d’Amelie Poulain, the movie, just like me. Hands down most adorable comedy film ever!
So we took a walk around the amazing Montmartre and visited the places where the movie was filmed: we had a coffee at Café Les Deux Moulins, were Amélie was working as a waitress, arrived to her house at 56 of Trois Frères Street and went to the grocery stand around the corner called «Maison Collignon».
The colorful streets, the light, the delicious smell from the homemade crêpes, the ridiculously prettiness of the old french carrousels, the amazing view from the Sacre Coeur and, seriously, these two.
The gorgeous Eiffel Tower and these two.
«Without you the emotions of today would be the scurf of yesterday’s»
abril 9, 2015
Preciosas fotos Nei!!!!! Jo que lujazo haber ido allí!!!!!! Vaya pareja de guapos!!!!
abril 9, 2015
Soy amiga de esta preciosa mujer, y puedo decir que estas fotos me han emocionado, pero en el sentido literal de la palabra, con lágrima incluida, son unas imágenes preciosas llenas de sentimientos. Mi enhorabuena al artista